Resumen

Violencia y maltrato de género (I). Aspectos generales desde la perspectiva sanitaria

Lorente Acosta M

Filiación de los autores

Instituto de Medicina Legal de Granada. Universidad de Granada, España

DOI

Cita

Lorente Acosta M. Violencia y maltrato de género (I). Aspectos generales desde la perspectiva sanitaria. Emergencias. 2008;20:191-7

Resumen

Las consecuencias sobre la salud de la violencia de género (VG) con frecuencia se han agrupado en forma de diferentes cuadros y achaques, del mismo modo que la VG se ha invisibilizado en la sociedad alrededor de justificaciones y contextualizaciones. La transformación social y el posicionamiento crítico ante la violencia está produciendo un afloramiento de los casos, hecho que se ha traducido en un significativo aumento de las denuncias, que en los últimos cinco años ha sido del 43,5%. Estas circunstancias se han traducido en una mayor demanda de asistencia en los servicios de urgencias (SU). Sin embargo, a pesar de este incremento, la prevalencia general de la VG, establecida por la OMS alrededor del 30% de las mujeres, contrasta con la incidencia de estos casos

en los SU, situada entorno al 17%, hecho que unido a que las mujeres víctimas de

violencia acuden un 30% más a los servicios sanitarios que las mujeres que no sufren violencia, indica que muchos de los casos se presentarán con una sintomatología diferente a las lesiones físicas ocasionadas por las agresiones, y sin que sean relacionadas con la VG. En el presente trabajo se trata de destacar las consecuencias de la VG más allá de las agresiones puntuales y de analizar la actitud de los profesionales sanitarios ante la VG, de manera especial la de los urgenciólogos. Se pretende resaltar las limitaciones y obstáculos existentes con vista a mejorar la respuesta sin que ésta venga condicionada por las consecuencias sociales derivadas del hecho violento, ni limitadas a la acción puntual de la agresión. La actuación de los profesionales sanitarios debe centrarse

en la salud de la mujer que ha sufrido la VG, y en ningún caso supeditar la asistencia clínica a otro tipo de factores (parte judicial, creencias y prejuicios,…). Los urgenciólogos deben tomar conciencia de que “no hacer es hacer mal”, porque supone permitir que la mujer continúe bajo los efectos de la VG con el consecuente deterioro progresivo de su salud. Las referencias aportadas pueden facilitar el posicionamiento de los profesionales sobre el principio de responsabilidad, y llevar una actuación sobre la VG alrededor de dos criterios muy simples: actuar como se hace ante cualquier otro problema de salud con consecuencias sociales, y hacerlo teniendo en cuenta que detrás de una

agresión hay un problema de salud ocasionado por la exposición a la violencia, que en muchos casos será el que caracterice el cuadro.

 

Más artículos de los autores