Resumen

Avances en el traumatismo craneoencefálico

López Fajardo P, Lubillo Montenegro S

Filiación de los autores

Unidad de Medicina Intensiva. Hospital Universitario Nuestra Señora de Candelaria. Tenerife, España.

DOI

Cita

López Fajardo P, Lubillo Montenegro S. Avances en el traumatismo craneoencefálico. Emergencias. 2009;21:433-40

Resumen

El traumatismo craneoencefálico (TCE) produce un gran impacto en nuestra sociedad

al ser la primera causa de muerte en personas menores de 45 años y la tercera a cualquier

edad, a lo que hay que añadir el problema familiar, el social y el financiero de los

que sobreviven con secuelas. Dado que la mayoría de los cambios fisiopatológicos en

el metabolismo y en el flujo sanguíneo cerebral ocurren en las primeras horas del traumatismo,

el manejo inicial de estos pacientes por parte de los servicios de emergencias

y en la sala de urgencias de los hospitales juega un papel fundamental en su pronóstico

final. Si bien no podemos evitar en ese momento la lesión primaria, sí podemos actuar

limitando su progresión mediante la minimización del daño cerebral secundario.

Desde el primer contacto con el paciente y tras las medidas básicas de reanimación, el

objetivo fundamental debe ser mantener una estabilidad global que evite principalmente

la hipotensión y la hipoxia, que son factores pronósticos independientes de morbimortalidad.

Además, los pacientes con traumatismo craneal grave deben ser trasladados

en condiciones estables a un hospital de tercer nivel que disponga de servicio de

neurocirugía y medicina intensiva con técnicas de neuromonitorización, como la presión

intracraneal y la oxigenación cerebral. En esta revisión haremos varios apartados

que son básicos para el actual manejo del TCE: inicialmente describiremos los conceptos

fisiopatológicos en el traumatismo que inciden sobre el flujo sanguíneo cerebral, la

presión intracraneal y el metabolismo cerebral, así como los tipos de lesiones primarias

y secundarias; en segundo lugar, y de forma más extensa, la evaluación y el manejo

pre-hospitalario, en la sala de urgencias y, por último, el tratamiento en la unidad de

medicina intensiva basado en técnicas de neuromonitorización multimodal.

 

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